Las desavenencias pueden estar presentes en todas las áreas de nuestra vida, porque en el momento en que dos personas se encuentran, su carácter, maneras de ser, opiniones, e intereses, tendrán diferencias. Y a veces, en esas diferencias y en esas visiones surgen conflictos que nos enfrentan, ya sea en el trabajo, en la pareja, en la familia o con amigos.

La vida puede sorprendernos a todos con momentos de crisis y conflictos, pero lo que marca la diferencia es cómo decidimos afrontarlos, y qué herramientas utilizamos para sanar aquello que nos preocupa, y así poder continuar hacia delante.

Los conflictos serán distintos dependiendo del ámbito en el que se generen y por supuesto de las personas con las que surjan. No es lo mismo que se plantee un conflicto contractual que es posible solucionar con la contraparte, con la que no tendremos que volver a relacionarnos en un futuro,  que un conflicto en el ámbito familiar, con una separación o divorcio donde las relaciones continuarán en el tiempo.

Por eso, cuando tengamos un conflicto que resolver, debemos preguntarnos, ¿Cómo quiero solucionarlo? ¿Quiero o tengo que seguir teniendo relación con la otra parte? ¿Qué costes emocionales estoy dispuesto a asumir? ¿Qué costes económicos quiero afrontar para solucionarlo? ¿Cuánto poder de decisión y participación quiero tener en la solución del conflicto que me afecta?

La respuesta a estas preguntas puede ayudarte a elegir el mejor método o herramienta para solucionarlo.

El método del que hablo hoy es la mediación, un método ideal cuando queremos preservar la relación con las personas con las que se ha generado un conflicto y a través de la colaboración con la otra parte, tener poder de decisión y participación en la solución.

La mediación es un intento de trabajar con la otra parte para afrontar el conflicto en un entorno de respeto mutuo.  Consiste en un proceso voluntario, flexible y participativo de resolución pacífica de conflictos, en el que dos partes enfrentadas recurren voluntariamente a una tercera persona imparcial, el mediador, para llegar a un acuerdo que sea satisfactorio para todas las partes.

Como abogada y mediadora entiendo que nuestra responsabilidad es estudiar el conflicto y analizar cuál podría ser el mejor método para solucionarlo de acuerdo a las necesidades de aquellos que acuden a nosotros. Debemos informar de las distintas vías que existen, ya que también somos nosotros los conocedores, no solo de los distintos métodos, sino de las consecuencias y costes que uno u otro método puede tener para aquellos que están inmersos en un conflicto. Sabemos que la elección de un método adecuado puede ayudar a solucionar un conflicto de una manera eficaz, y lo que es importante, evitar sufrimiento a las partes.

En definitiva, asumiendo que los conflictos forman parte de nuestra vida, es importante aprender a solucionarlos de la mejor forma posible  y enseñar desde bien temprano en nuestra sociedad a poder afrontarlos de una forma equilibrada, justa y pacífica.

Irene Sánchez McCarthy

Abogada y Mediadora

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